El ramen fusiona la herencia china con el toque inconfundible de Japón. Ha conquistado paladares en todo el mundo. Antes conocido como shina soba, este plato de fideos se reinventó en 1951 como chūka soba o simplemente ramen, convirtiéndose en un término de culto.
Cada rincón de Japón guarda su propia receta secreta de ramen, pero la esencia persiste: fideos japoneses sumergidos en un caldo ancestral de hueso de cerdo o pollo, enriquecido con sabores que van desde la intensidad de la pasta de miso hasta la simplicidad de la salsa de soya o la sal. Pero la magia no termina ahí; es la danza de acompañamientos lo que eleva este plato a otro nivel.
Menma, nori, chāshū, cebolleta, y más, ofrecen una sinfonía de sabores y texturas. ¿Huevo hervido, tal vez? ¿O prefieres la frescura del wakame? En el mundo del ramen, la elección es tuya. La esencia del plato reside en los men, la sopa y el gu que lo complementa, creando una experiencia culinaria única.
Si decides aventurarte en la ciudad nipona, no puedes perder la oportunidad de sumergirte en la experiencia del ramen. Cada tazón es una obra maestra, una invitación a explorar la riqueza de la gastronomía japonesa.